El año
pasado asistí en Madrid a la Jornada Mundial de la Juventud.
Cada
vez que recuerdo esos dos días en 4 vientos, siento que han sido de los más felices
de mi vida, los recuerdo y me viene a la cabeza esa cantidad de jóvenes unidos
por una misma causa, gente de tantas culturas, razas o idiomas diferentes,
unidos todos bajo el lenguaje universal de la religión católica.
El PAPA
congregó a más de un millón de personas, que sufrieron al sol, sufrieron bajo
la lluvia, pero que se llevaron estoy seguro uno de los mayores recuerdos de su
vida.
Ha
pasado un año desde aquello, y miro al horizonte y veo lo que viene, queda un
año para Brasil 2013. Debido a motivos de logística solo pasarán dos años entre
las jornadas, y yo quiero estar en Brasil. Quiero volver a vivir todo lo que
viví en Madrid, los cánticos en el metro, las conversaciones en Cibeles con
gente de otros lugares, el trabajo realizado en 4 vientos con otros
voluntarios, ver al Papa en directo, ver que estaba cayendo una tormenta
increíble y observar a tu derecha como un argentino empapado se mantenía en pie
fielmente sin ninguna protección contra la lluvia, intentar que los italianos
no se llevaran las vallas de tu sector para construirse sus garitos , conocer a
otros voluntarios de diferentes lugares de España, cantar y bailar la canción
de U2 “Beautiful Day” con todos los peregrinos que pasaban por mi zona, en
definitiva, convivir con tantas personas buenas que creen en lo mismo que tú.
Todo esto te da esa perspectiva de
decir, que estás por el buen camino, que
la juventud católica permanece fiel a su Iglesia, que nuestra fe no es vana. Por
ello, animo, a que desde hoy, a todos los que tienen grabado en su memoria lo
que fue Madrid, piensen en lo que puede ser Brasil el año que viene.
Yo, ya estoy ahorrando.
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