Homosexualidad: Presiones sociales

En la anterior entrada defendí la posibilidad de cambio en la orientación sexual de aquellos que sienten atracción hacia personas de su mismo sexo, todo ello  desde un punto de vista filosófico, basándome en las funciones naturales del hombre. Ahora traslado mi exposición a un ámbito científico.
Nadie ha demostrado científicamente que se pueda nacer homosexual, así como que la homosexualidad pueda ser adquirida. Tampoco  que el homosexual pueda cambiar,  ni que no lo pueda hacer. En definitiva, que sabemos, realmente, muy poco sobre la homosexualidad, bien por la complejidad del tema, bien por qué no se ha estudiado.  Paradójicamente afirmamos con rotundidad y determinación nuestras convicciones acerca de ella, cómo si se tratase de algo rotundo e incuestionable,  ¿Cómo es posible? ¿Cómo puede ser que todos tengamos una opinión tan  firme y aparentemente fundamentada sobre la homosexualidad si no hay nada demostrado?

La ciencia, no ha conseguido ni determinar las causas de la homosexualidad ni afirmar la posibilidad de cambio.
Muchos han dicho que no es posible cambiar, basándose en su situación personal y en sus convicciones.
Otros, menos, han dicho que pudieron cambiar, argumentándose en su propia experiencia.
Una vez en este punto, llego a la misma conclusión que en mi anterior post; la sociedad admite un canto de la moneda, el que imposibilita el cambio, sin embargo obviamos el reverso.   Ese reverso, el cual, contiene la versión de muchos testimonios que afirman haber salido de una vida homosexual. Estas personas explican cómo a base de motivación, abstinencia de relaciones sexuales con personas de su mismo sexo, reparación de daños emocionales anteriores, identificación con su mismo sexo, todo ello a la luz de la ayuda de Dios les ha permitido encarar un nuevo futuro, en el cuál, afirman, reina la felicidad.

¿Es difícil de creer en ello? Realmente, sí. Pero dejemos a cada cuál que crea lo que quiera. Sólo un homosexual sabe lo que siente por dentro y sólo el debe decidir si cree o no. La sociedad debería respetar su decisión, porqué poco puede aconsejarle debido a la poca información que ella misma posee. Si estuviera documentado científicamente, de la misma forma que lo está la pertenencia a un sexo u otro, otro gallo cantaría.

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